sábado, 10 de agosto de 2013

¡Feliz Primer Voto!



Este domingo muchísimos jóvenes, adolescentes, estarán votando por primera vez. En realidad ya votaron muchas cosas a lo largo de su vida, desde una encuesta en facebook hasta el buzo y la empresa del viaje de egresados. Pero esta vez van a elegir a sus representantes, única forma de gobernar que tiene el Pueblo según nuestra Constitución Nacional (aunque sea algo discutible, no responde a los fines de este humilde escrito).
Estando en tercer año, recuerdo, seguí bastante de cerca la campaña presidencial del 95. Quería que el FREPASO, con la fórmula Bordón-Álvarez, le gane a Menem. Leía los diarios buscando información y miraba algo en la tele, ya que todavía no tenía acceso a Internet. Charlaba en casa, con mis viejos, y hasta discutíamos en el cole, alguna que otra vez, en clases de Cívica. Pero no podía votar…
En el 99 fue mi primera vez. Las ganas de votar de años anteriores se enfrentaban a una triste realidad: no me gustaba la sensación de tener que darle un voto a personas que no me representaban. Y sentía que nadie me representaba. Finalmente, luego de evaluar variadas opciones, voté en blanco para presidente. Qué debut. Solamente volví a votar en blanco una sola vez, para las elecciones a Jefe de Gobierno del 2003. Pese a que le reconozco cierto valor simbólico, en el sistema electoral argentino pierde fuerza.
En estos catorce años ininterrumpidos de sufragios reconozco que he votado de todo, y por razones bien diversas. He votado izquierda, centro y derecha, en sus incontables matices. He votado personas, ideas y proyectos. He votado a favor y en contra. He votado útil y he votado testimonial. Me he votado a mí, dudando de compañeros de lista. He votado de manera contradictoria, y no resisto un archivo. He votado y me he arrepentido de lo que he votado. Y mucho. Pero nunca me arrepentí de votar. Nunca.
Se dice que el voto es el único acto solitario en democracia, y que todos los demás deben ser solidarios. Si bien algo de eso puede haber, y es cierto que con votar no alcanza, creo que el voto nunca puede hacerse pensando solamente en uno. Es decir, la democracia se construye todos los días, de muchas maneras, no únicamente con el voto, pero tampoco se puede sin el voto. Y al momento de votar nunca es bueno hacerlo pensando en intereses personales sino que, siguiendo nuestras convicciones, escala de valores, siempre es bueno pensar en todo el Pueblo, principalmente los más vulnerables.
En todos los candidatos, en todas las listas, vamos a encontrar razones para no votarlos. Quizás de lo que se trate es de enfocarse en lo positivo, en aquellas cosas que valoramos, en personas que puedan llegar a identificarse con algunas de esas ideas, sopesar todo, decidir y elegir. Al fin y al cabo, lo diga quien lo diga, en la vida hay que elegir…

Voto

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